Nos levantaremos temprano por la mañana, ya que el bosque se despierta con el mono aullador rojo (Aloatta seniculus) declarando su territorio. Una caminata matutina antes del desayuno es una excelente manera de observar la fauna en busca de alimento, ya que la temperatura es muy agradable a esta hora del día. Exploraremos el lago Salvador remando tranquilamente en un catamarán, lo que nos dará la oportunidad de observar ejemplares únicos de aves, monos, caimanes y, con suerte, la nutria gigante (Pteronura brasiliensis). Este ejemplar en peligro de extinción se puede ver nadando, pescando, comiendo y jugando. Después del almuerzo, cruzaremos el río para recorrer un sendero de 8 km hasta otro lago en forma de meandro llamado Otorongo. Este bosque, cuya antigüedad se estima entre 200 y 300 años incluye enormes ceibas e higueras estranguladoras, es el hogar de varios mamíferos que se pueden observar ocasionalmente: tamarinos de silla de montar, monos ardilla, monos araña y capuchinos pardos, así como pecaríes de collar y de labios blancos. En el lago, una torre de observación estratégicamente ubicada se eleva 15 metros sobre el lago y el suelo de la selva. Desde la cima, no solo se obtiene una vista espectacular del lago y el bosque circundante, sino que también ofrece excelentes oportunidades para observar aves desde el dosel. Esto también nos brinda más oportunidades para observar la vida silvestre, incluyendo la nutria gigante. De regreso al lago Salvador, al final de la tarde, usaremos el catamarán y, con la ayuda de linternas, podremos observar a los caimanes negros emerger de las profundidades del lago en busca de presas. Regreso al campamento de safari. Alojamiento.